¿Cuál debe ser la apuesta de compañías y de la distribución en materia de transformación digital? ¿De qué manera pueden los corredores de seguros “subirse al carro” de la digitalización para hacer frente a la ya archiconocida “brecha digital”? ¿Quién puede y debe apoyarles y cómo?
La introducción de la tecnología en el seguro no es nueva, podríamos remontarnos a aquel pionero y visionario que apostó por la informática en 1968 para la transformación de su compañía, Catalana Occidente, Jesús Serra Santamans o el cambio de sistemas de información e introducción de control de gestión en la compañía Aurora Polar en 1980. Ya entonces éramos sensibles a la necesidad que tenía el sector de mejorar su competitividad, su eficiencia. Entonces el sector dedicaba 44% de la prima recaudada a gastos internos y externos. En aquellos tiempos la tecnología era costosa y rígida, exclusiva de las Compañías.
Los primeros movimientos de introducción de la tecnología en Mediadores, salvo excepciones muy puntuales, comienzan a finales de los 80 con la financiación de por parte de las compañías a sus agentes de ordenadores personales que costaban auténticas fortunas con una capacidad infinitamente menor que cualquiera de los peores aparatos actuales.
Realmente las cosas comenzaron a cambiar con la introducción de tecnología en la mediación a partir de los 90 con la oferta de las primeras soluciones de ERP, sistemas de recursos para la gestión integral.
Durante estos años, fuimos conscientes de que la tecnología podía resolver la necesaria reducción de costes y la mejora de la calidad de los procesos para mejor atención al cliente. Es verdad que había más conciencia de ello y más recursos en las compañías de seguros que en los mediadores, tanto agentes como corredores.
La gran revolución de estos últimos 10 años en materia tecnológica es que ha bajado notablemente de precio como consecuencia de su extensión y globalización, al tiempo que han nacido nuevas herramientas capaces de cambiar exponencialmente los modelos de negocio a los que estamos acostumbrados, el blockchain, la inteligencia artificial, internet de las cosas, la rapidez en la conectividad con el 5G, el cálculo cuántico, la gestión de los datos.
La mayor parte de esta tecnología llevaba entre nosotros muchos años, el factor diferenciador es que ha habido mentes que han sido capaces de convertirlas en soluciones para necesidades reales de las personas a escala mundial y con modelos de negocio para su explotación sustancialmente innovadores, como por ejemplo el pago por uso o la escalabilidad como estrategia de precios.
La tecnología es totalmente necesaria para la sostenibilidad de cualquier negocio y esto lo saben perfectamente las compañías y los corredores.
Además, cambia constantemente, ya no sirven los modelos de plataformas hechas a medida internamente con grandes desarrollos de programación. Ahora la oferta tecnológica se basa precisamente en la total flexibilidad y versatilidad que permita incrustar mejores soluciones para procesos complejos y de forma integrada. Más de dos tercios de los directivos del sector apuesta por esta estrategia según un último estudio de ICEA.
La apuesta de las compañías por la digitalización es más que evidente. La de las Corredurías ya no lo es tanto, si nos atenemos a los ratios de inversión destinados a esta necesaria transformación digital. En este sentido, hay una doble brecha digital: por una parte, el desconocimiento de lo que supone la digitalización y el conocimiento de las tecnologías más convenientes; y, por la otra, la disposición de recursos para invertir en la tecnología adecuada.
En estos momentos hay iniciativas muy interesantes que se están llevando a cabo por Asociaciones de Corredores, por algunas Corredurías y también por Compañías para reducir estas brechas digitales. Por ejemplo, hay Compañías y Asociaciones que están financiando cursos y webinars para Mediadores con el fin de ofrecerles conocimiento sobre la transformación digital y herramientas útiles digitales, Asociaciones de Corredores que contratan a consultores para llevar a cabo la transformación digital de las Corredurías asociadas.
Precisamente para paliar la brecha digital hemos lanzado el Programa de autoaprendizaje Competencias Digitales de Seguros que, en 8 meses de funcionamiento, lo hemos introducido en más de 20 Compañías de seguros y algunas importantes Corredurías.
La propia iniciativa de la plataforma CIMA va a acelerar los procesos de digitalización del modelo de distribución, mutualizando sus costes para que nadie se quede atrás. No me cabe la menor duda.
Lo he dicho muchas veces y lo repito ahora: el reto de la digitalización de la distribución de seguros se hará mejor si compañías y Corredores se entienden y trabajan juntos. CIMA es un buen ejemplo.